Sin hogar, sin afecto
errando por caminos inciertos,
buscando un cálido abrigo,
queriendo a un niño
como constante compañero.
Camina despacio,
con su cuerpo demacrado,
con recelo en sus ojos,
me observa,
me acerco, le llamo,
esconde su rabo
y me esquiva.
¿Porque no hay hogar,
para ese fiel compañero?,
si nació para ser nuestro amigo,
por cualquier camino,
sea alto o ahondado,
si sólo quiere ser,
el que vela tus sueños,
y anda cual vagabundo,
buscando un cariño,
quizás como yo,
un simple te quiero.
Regálale una sonrisa,
concédele un cálido gesto
de afecto en la cabeza
que con un alegre
agitar de su cola,
te dirá con sus bellos ojos
gracias amigo sincero.
Lo veo de cerca,
lo veo de lejos
y quisiera cuidarlo,
porque él es como yo,
con los mismos desiertos,
en medio de un fuerte aguacero.
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