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lunes, 18 de mayo de 2015
Cómo tratar a un gato envenenado
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Reconocer los síntomas del envenenamiento. Si observas cualquiera de los siguientes síntomas generales en un gato, podría estar sufriendo de envenenamiento:
Dificultad para respirar
Vómitos o diarrea
Irritación gástrica
Tos y estornudos
Depresión
Salivación
Convulsiones, temblores o espasmos musculares involuntarios
Debilidad y potencialmente pérdida del conocimiento
Pupilas dilatadas
Micción frecuente
Temblores
Lleva a tu gato a un lugar bien ventilado. Cuando se sospeche de envenenamiento y tu gato esté echado, inconsciente o débil, sácalo inmediatamente de ahí y llévalo a otro lugar bien ventilado e iluminado.
Cuando un gato se siente mal o está ansioso, su primer instinto es esconderse. Si tu gato se ha envenenado, debes monitorear sus síntomas por lo que no es apropiado permitirle que se esconda en algún agujero. Levanta al gato de una manera cuidadosa pero firme y llévalo a una habitación segura. La cocina o baño son ideales, pues necesitas tener acceso al agua.
Si el veneno está en el área, cuidadosamente sácalo del alcance de cualquier mascota o humano.
Llama a un veterinario inmediatamente. Alternativamente, llama a tu centro de control de venenos local. Esto debería ser lo primero que hagas luego de estabilizar tu gato.
Un veterinario experimentado o una línea de ayuda pueden ayudarte a calmarte y podrán darte instrucciones claras sobre lo que debes hacer o qué antídotos darle a tu gato envenenado. Siempre recuerda que las posibilidades de supervivencias de tu gato serán mayores si realizas pronto la llamada.
De ser posible, identifica el veneno. Esto te ayudará a decidir si es correcto o inapropiado hacer vomitar al gato. Si tienes acceso al empaque, toma nota de la siguiente información: nombre del producto, ingredientes activos y potencia. Adicionalmente, trata de estimar cuánto ha consumido el gato (¿era un paquete nuevo? ¿cuánta cantidad hace falta?).
Si tienes acceso a Internet, busca los ingredientes activos. Ayuda utilizar un formato similar a este: ¿el [nombre del producto] es tóxico para los gatos?
Algunos productos podrían ser seguros de ingerirse y si descubres que ese es el caso, no necesitas hacer más. Si la substancia es venenosa, el siguiente paso es decidir si haces vomitar al gato
No intentes medicar a tu gato tú mismo a menos que te lo indique un profesional. No le des a tu gato ningún alimento, agua, leche, aceite ni cualquier otro remedio casero a menos que sepas qué veneno ingirió y los medicamentos o primeros auxilios necesarios. Darle cualquiera de estas cosas sin consulta o indicación de un veterinario o línea de ayudas del centro de control de venenos local podría empeorar la situación de tu gato.
El veterinario o línea de ayuda tendrán más conocimiento y habilidad para determinar qué hacer o qué darle a tu gato envenenado. No estás perdiendo tiempo, simplemente estás siendo práctico.
No hagas vomitar a tu gato a menos que te lo indiquen. No hagas que tu gato haga nada sin indicaciones de un veterinario o centro de control de venenos. Algunos venenos (particularmente los ácidos corrosivos) pueden hacer más daño si se induce el vómito. Solo induce el vómito si:
El veneno fue ingerido dentro de las últimas dos horas
El gato está consciente y es capaz de tragar
El veneno NO es un ácido, álcali fuerte o producto de petróleo
El veneno que ha estado en el estómago por más de dos horas ya ha sido absorbido a la sangre así que inducir el vómito no tiene sentido
Entiende cómo manejar ácidos, álcalis y productos de petróleo. Los ácidos, álcalis y productos de petróleo pueden causar quemaduras cáusticas. Sin importar cuándo hayan sido consumidos, no induzcas el vómito porque lo más probable es que dañen el esófago, garganta y boca al regresar.
Los ácidos fuertes y los álcalis se encuentran en los eliminadores de óxido caseros, fluidos para grabar vidrios y productos limpiadores como la lejía. Los productos de petróleo incluyen fluido para encendedor, gasolina y queroseno.
Como se ha mencionado previamente, no debes hacer que el gato vomite, en su lugar debes hacer que beba leche entera o que coma un huevo crudo. Si no bebe por su propia voluntad, entonces usa una jeringa infantil para administrar dosis oral y haz gotear hasta 100 ml de leche en su boca. Esto ayudará a diluir el ácido o álcali y lo neutralizará. Un huevo crudo tiene una acción similar.
Si determinas que debes hacer vomitar a tu gato, sigue el protocolo apropiado. Necesitas una solución al 3% de peróxido de hidrógeno (NO uses el peróxido de hidrógeno más concentrados que viene con algunos productos para hacer la permanente o teñir el cabello) y una cucharita o jeringa infantil para administrar dosis oral. Te darás cuenta de que es más fácil usar la jeringa para administrar el peróxido que usar una cuchara para meterlo a su boca. Esto es lo que debes saber:
La dosis de peróxido de hidrógeno al 3% es 5 ml (una cucharaditas) por cada 2,25 kilos de peso corporal y se administra oralmente. Un gato promedio pesa alrededor de 4,5 kilos así que necesitas alrededor de 10 ml (dos cucharaditas). Repite esto cada diez minutos por un máximo de tres dosis.
Para darle una dosis al gato, sostenlo con seguridad y suavemente inserta la jeringa a su boca debajo de los colmillos superiores. Deja gotear aproximadamente 1 ml a la vez en la lengua del gato. Dale tiempo para tragar cada vez y nunca eches la dosis entera rápidamente pues podrías inundar su boca haciéndolo inhalar peróxido a sus pulmones.
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Usa carbón activado. Luego de hacerlo vomitar, tu objetivo ahora es reducir la absorción de veneno que ha avanzado más en el intestino. Para hacer esto necesitas carbón activado. La dosis es de 1 gramo de polvo seco por cada medio kilo de peso corporal del gato. Un gato promedio requiere alrededor de 10 gramos.
Disuelve el polvo en el menor volumen de agua posible, para formar una especie de lodo espeso y usa la jeringa para hacerlo administrarlo oralmente al gato. Repite esta dosis cada 2 a 3 horas por un total de 4 dosis.
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Una vez que termine la crisis, revisa su pelaje para buscar posible contaminación. Si hay veneno en su pelaje, cuando el gato se limpie tragará más y se arriesga a intoxicarse aún más. Si el contaminante es un polvo, sacúdelo. Si es pegajoso, como la brea o el aceite, podrías tener que usar un producto de limpieza de manos profesional (como los usados por los mecánicos de motor) en el pelaje y luego enjuagarlo bien con agua.
Como última opción quizás prefieras cortar el pelo más afectado con tijeras o un cortador. ¡Mejor prevenir que curar!
Haz que beba agua. Muchos venenos son dañinos para el hígado, riñones o ambos. Para reducir el riesgo de daño a los órganos por el veneno ya absorbido, asegúrate de que el gato beba libremente. Si no bebe espontáneamente, usa una jeringa para echarle agua directamente en la boca. Lentamente, haz que gotee 1 ml a la vez y asegúrate de permitirle tragar.
Un gato promedio requiere 250 ml de agua al día, ¡así que no temas volver a llenar esa jeringa muchas veces!
Recolecta una muestra del posible veneno. Incluye todas las etiquetas, empaques y botellas para que toda la información pueda ser suministrada a un veterinario o línea de ayuda de tu centro de control de venenos local. Tus esfuerzos podrían ayudar a otros futuros dueños de gatos (¡y a gatos!) en un problema similar.
Parte 2 de 2:
Tratar las causas comunes de envenenamiento
Los siguientes tratamientos solo deberían realizarse en casa si has sido autorizado por tu veterinario o línea de ayuda de control de venenos o si no tienes ninguna otra opción. Estas situaciones deben dejarse a los profesionales siempre.
Tratar envenenamiento por arsénico. Este tipo de envenenamiento es causado por varios tipos de compuestos arsénicos orgánicos e inorgánicos que pueden ser encontrados en insecticidas, pesticidas y venenos para roedores.
Las señales de envenenamiento por arsénico son: diarrea aguada y profusa que puede tener un poco de sangre, debilidad, depresión, pulso débil y colapso cardiovascular. Esto ocurre como un efecto de la inflamación aguda de los órganos internos como el hígado y los riñones.
Para tratarlo, induce el vómito administrando peróxido de hidrógeno al 3% (2 a 4 ml por kg de peso) y después de eso, se debe suministrar oralmente carbón activado o normal, seguido de protectores estomacales como caolín o pectina (después de 1 a 2 horas).
Maneja el envenenamiento por brea de carbón (desinfectantes caseros). Los productos de brea de carbón incluyen los cresoles, fenoles, creosota y brea tanto líquida como sólida. Suenan exóticos pero se usan en muchos desinfectantes caseros. Estos químicos también son tóxicos para los gatos y pueden ser fácilmente absorbidos a través de la piel.
Estos venenos estimulan el sistema nervioso, debilitan al corazón y dañan el hígado, dando como resultado debilidad, pérdida de coordinación, ictericia, propensión a estar echado, coma y a veces la muerte.
No hay tratamiento específico, pero para la ingesta reciente se pueden administrar catárticos como soluciones salinas y de carbón, seguidos de claras de huevos para suavizar los efectos corrosivos del veneno.
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Trata el envenenamiento por cianuros. Los cianuros se encuentran en las plantas, fertilizantes y venenos para roedores, pero la causa de envenenamiento más importante es por la ingesta de plantas que contienen compuestos de cianuro como junco, sorgo, hojas de manzana, maíz, lino y eucalipto.
Las señales pueden aparecer tras 10 a 15 minutos y se puede observar un aumento de la excitabilidad seguido de dificultad para respirar, lo que puede llevar a la asfixia. A pesar que el ganado es más propenso a esto, los animales pequeños como los gatos también pueden verse afectados debido a su comportamiento curioso.
Se requiere administración inmediata de nitrito de sodio por el veterinario. Se deben administrar 10 g en 100 ml de agua destilada o solución isotónica salina con una dosis de 20 mg por kilogramo de peso corporal.
Ten cuidado del envenenamiento por etilenglicol (anticongelante para radiadores de carro). Este envenenamiento es más común en gatos y perros debido a su sabor dulce, el cual los atrae y porque el anticongelante es muy fácil de encontrar y comprar.
La observación inmediata de síntomas similares a los de intoxicación por alcohol como los vómitos, señales neurológicas, estupor y ataxia o pérdida del equilibrio, indican que el etilenglicol es el culpable.
El protocolo para este tipo de veneno es inducir el vómito y administrar carbón activado y sulfato de sodio 1 a 2 horas después de ingerir el veneno.
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Tratar envenenamiento por flúor. Se puede observar envenenamiento agudo como resultado de la ingesta de flúor, el que puede encontrarse en veneno para ratas, acaricidas y productos de limpieza oral. Todos estos pueden ser una amenaza para gatos y perros.
Las señales de envenenamiento son gastroenteritis, aumento del ritmo cardíaco, señales nerviosas y a veces, lamentablemente, la muerte.
Para animales severamente envenenados, se debe administrar inmediatamente gluconato de calcio mediante vía intravenosa o hidróxido de magnesio o leche por vía oral para que se unan con los iones de flúor.
Tratar envenenamiento por chocolate. La teobromina y la cafeína son metilxantinas: estos químicos son seguros para los humanos porque tenemos enzimas que pueden metabolizarlas a elementos más seguros. Los gatos y los perros no tienen estas enzimas, lo que hace que incluso unos pocos gramos sean tóxicos para ellos.
Las señales de envenenamiento por chocolate por lo general ocurren de 6 a 12 horas después de la ingesta. Estas señales incluyen sed extrema, vómitos, salivación, diarrea, vientre hinchado e inquietud. Más tarde, las señales progresarán a hiperactividad, micción frecuente, temblores, problemas cardiovasculares como taquicardia, bradicardia, dificultad para respirar, insuficiencia cardíaca e insuficiencia respiratoria.
El tratamiento de primeros auxilios para los animales que han consumido chocolate recientemente es la inducción del vómito dándole 3% de peróxido de hidrógeno por vía oral hasta conseguir el vómito o carbón activado. Si el gato ha ingerido chocolate pocas horas atrás, lo mejor es llevarlo a un veterinario porque el tratamiento debe dirigirse a los síntomas e involucra medicamentos y procedimientos complejos.
Se estima que el chocolate semidulce a negro contiene 100 a 160 mg de teobromina por onza. La dosis tóxica de teobromina para los gatos es alrededor de 100 a 200 mg por kilogramo (unas 10 onzas de chocolate). Dueños: tengan cuidado y no le den chocolate a sus gatos y perros.
Trata el envenenamiento por pasas y uvas. Este es un envenenamiento poco común en los perros y solo hay reportes anecdóticos de envenenamiento en gatos. El mecanismo exacto aún se desconoce pero el resultado final es insuficiencia renal. En los perros, la dosis tóxica es 32 gramos de pasas por cada kg de peso corporal; en el caso de las uvas la dosis tóxica es de 11 a 30 mg por kilogramo. Para los perros, la dosis es probablemente menor.
Las señales de envenenamiento incluyen vómitos y diarrea, debilidad, sed extrema, deshidratación, incapacidad de producir orina e insuficiencia renal.
Debe inducirse el vómito inmediatamente como primeros auxilios administrando 3% de peróxido de hidrógeno en una dosis de 2ml por kg de peso corporal. Después de esto, debe llevarse al gato o perro a un centro de control de venenos o a un veterinario, donde se inducirá la micción mediante terapia intravenosa de fluidos.
Ten cuidado del envenenamiento por alcohol. Metanol, etanol y alcohol isopropílico son los tipos de alcohol más comunes en el envenenamiento animal. El etanol es más comúnmente encontrado en las bebidas alcohólicas, alcohol desinfectante, masa en fermentación y elíxires. El metanol suele encontrarse en limpiadores de parabrisas. El alcohol isopropílico se encuentra comúnmente en el alcohol desinfectante y en aerosoles contra pulgas para mascotas hechos con alcohol y es el doble de tóxico que el etanol.
La dosis tóxica va de 4 a 8 ml por kilo y debe tenerse mucho cuidado a la hora de manejar químicos que contengan alcohol; deben guardarse en lugares difíciles de alcanzar por mascotas y niños. El alcohol también puede absorberse a través de la piel y los gatos son muy sensibles a esto; debe evitarse a toda costa rociarlos con aerosol contra pulgas hecho para perros y que contenga alcohol.
Las señales progresan muy rápido y pueden observarse al cabo de 30 a 60 minutos de la ingesta; incluyen vómitos, diarrea, pérdida de la coordinación, desorientación, temblores y dificultad para respirar. En los peores casos, la muerte debido a insuficiencia respiratoria.
Como primeros auxilios, debe proporcionarse ventilación adecuada y si la ingesta ha ocurrido recientemente se debe inducir al vómito administrando peróxido de hidrógeno al 3% en una dosis de 2 ml por cada kilogramo de peso corporal.
Tratar envenenamiento por lejía de cloro. Los limpiadores caseros comunes y lo limpiadores de piscina contienen lejía, que a su vez contiene hipoclorito de sodio y las mascotas encuentran este químico masticando los contenedores de estos productos, bebiendo de baldes que contienen mezclas de lejías de cloro mezcladas con agua, nadando en piscinas tratadas recientemente o bebiendo de ellas.
Las señales de envenenamiento por lejías son los vómitos, la salivación, depresión, anorexia y diarrea.
Dale leche o leche diluida en agua. Esto actúa como un agente que une a la leche con el cloro. Para exposición mediante la piel, debe bañarse al animal con un champú suave aprobado para gatos por un veterinario y se le debe enjuagar a consciencia. No se debe inducir al vómito pues puede causar más daño.
Las señales de envenenamiento son mareos, vómitos y diarrea. Estos síntomas responden fácilmente a la terapia sintomática.
Para tratarlo, dale a tu gato leche o agua mezclada con leche.
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Trata el envenenamiento por insecticida. Diferentes insecticidas con diferentes ingredientes activos pueden causar envenenamiento de agudo a crónico en los gatos. Estos incluyen productos que contienen carbamatos, compuestos de hidrocarburos clorados, permetrinas o piretroides y organofosforados.
Las señales de envenenamiento son salivación excesiva, micción frecuente, dificultad para respirar, cólico, ataxia y convulsiones.
Como primeros auxilios, debe administrarse carbón activado seguido de inducción de vómito mediante la administración de peróxido de hidrógeno al 3% en una dosis de 2 a 4ml por kilogramo de peso. Para el envenenamiento por insecticidas, lo mejor es llamar inmediatamente a un veterinario o centro de control de venenos. Un veterinario administrará un antídoto específico para el tipo de ingrediente activo específico en el envenenamiento por insecticida.
Traer el envenenamiento por cantáridas y especies emparentadas. Las cantáridas contienen un químico tóxico también llamado cantárida. Esta substancia es muy irritante y causa la formación de vesículas en la piel y membranas mucosas. Cantidades tan pequeñas como 4 a 6 gramos de escarabajo seco pueden ser tóxicas para otros animales, como los gatos.
Las señales de envenenamiento de este tipo son dolores abdominales, depresión, anorexia e irritación de los tractos digestivos y urinarios. Una característica muy impactante de este tipo de envenenamiento es el oscurecimiento de las membranas mucosas.
No hay un tratamiento específico, pero el carbón activado puede ayudar si el envenenamiento se detecta a tiempo. La dosis apropiada es de 2 a 8 gramos por kilogramo de peso corporal una vez cada 6 a 8 horas durante 3 a 5 días.
Consejos
La dosis para el carbón activado en el caso del envenenamiento severo es de 2 a 8 gramos por kilogramo de peso corporal una vez cada 6 a 8 horas durante 3 a 5 días. Esta dosis puede mezclarse con agua y se administra usando una jeringa o sonda estomacal.
Caolín o pectina: 1 a 2 gramos por kilogramo de peso corporal cada 6 horas por 5 a 7 días.
Peróxido de hidrógeno al 3%: De 2 a 4 ml por kilogramo de peso corporal inmediatamente después de la ingesta de algunos venenos.
La leche puede mezclarse en una dilución al 50% con agua o puede darse solo para ligarse a ciertos venenos mencionados previamente. Lo apropiado es una dosis de 10 a 15 ml por kilogramo de peso corporal o todo lo que el animal puede consumir.
En cualquier caso, lo mejor es buscar ayuda médica de un veterinario o de una línea de ayuda de un centro de control de venenos.
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Referencias
Handbook of Small Animal Toxicology and Poisonings: Mosby Inc., primera edición
Roger Gfeller, DVM, and Shwarf Messonnier, DVM
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