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jueves, 25 de agosto de 2016
Bastet, la diosa gato egipcia
Bastet, diosa de la metología egipcia, también es conocida con el nombre de Bast. Bastet, la diosa-gata, se solía representar como una gata sentada o como una mujer con cabeza de gata, que en la mano lleva un sistro (instrumento musical parecido a un sonajero). Ante todo, era la protectora de los niños de la familia real.
Su misión también era proteger el hogar y simbolizaba la alegría de vivir, pues era considerada la deidad de la armonía y la felicidad.
En la mitología egipcia, Bastet defendió a Ra, el dios-sol, de los ataques de la serpiente Apofis, deidad que personifica las fuerzas del mal en el más allá. Hija y esposa de Ra, Bastet representa la dulzura maternal y la feroz defensa de los hijos, así como el placer, la feminidad y la alegría.
Además era la diosa de la música y la danza, debido a que le agradaba especialmente que los humanos bailaran y tocaran música en su honor.
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En la ciudad de Bubastis, nombre que significa Mansión de la diosa Bastet, en el Delta del Nilo, aparecen restos de su culto ya en la IV dinastía (Imperio Antiguo). Desde estos principios de la historia egipcia, Bastet es la representación de la madre del Faraón, que se encarga de proteger y ayudar a su hijo.
En sus orígenes, Bastet podría haber sido una leona, y así se la representa en su versión colérica, como una mujer con cabeza de leona. Ésta recibe el nombre de Sejmet (la poderosa), y representa la quemadura de los rayos de sol. Es una diosa destructora de los hombres y responsable de las epidemias que se cernían sobre Egipto. Por esta razón, Sejmet fue elegida como patrona de los médicos.
Fue a partir del siglo X a.C. cuando comienza a representarse como una gata doméstica de carácter hogareño. Cuenta una leyenda egipcia que, al principio de los tiempos, hubo una revuelta de los hombres contra el poder divino. Ra, para castigarlos, les envió a la feroz Sejmet. Pero la leona, sedienta de sangre, pierde el control hasta tal punto que Ra ha de intervenir para que no aniquile a toda la humanidad. Manda fabricar cerveza y ordena que la coloreen de rojo, para que parezca sangre. La cerveza es derramada cerca de donde se halla la diosa, que inmediatamente comienza a beberla. Al final está tan borracha que olvida su furia contra los hombres. Pero, sintiéndose humillada, huye de Egipto y se interna en Nubia (parte del actual Sudán). Para restablecer el orden divino es necesario que Sejmet regrese a Egipto, por lo que Ra envía a Tot con la misión de convencer a la irascible y temible leona. Tot (dios de la escritura y mediador entre los dioses), disfrazado de astuto monito, consigue calmar a Sejmet y que vuelva a Egipto, para lo cual ésta toma la forma de una gata.
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Todo este tipo de leyendas tiene una estrecha relación con las crecidas del Nilo, pues éstas venían desde Nubia hacia Egipto (como el viaje de regreso de la diosa). Y además la cerveza roja que calma a la leona es un símil de las aguas del Nilo cuando suben su nivel cargadas del oscuro y nutriente limo. Esta leyenda aparece representada por primera vez en la tumba de Seti I, padre del famoso Ramsés II.
Por tanto, se puede observar que Bastet encarna los aspectos pacíficos de Sejmet. Protege la gestación y los nacimientos, ya que es uno de los ojos de Ra (el que está asociado a la Luna). Por eso a los niños pequeños se les ponía amuletos de Bastet colgados del cuello que les protegía de las enfermedades. Sejmet, sin embargo, era el ojo de Ra asociado al Sol, que representaba las quemaduras solares. A pesar de todo, ambas entran en la categoría de diosas peligrosas, pues sus accesos de ira son tan terribles que hasta el rey de los dioses, Ra, teme permanecer junto a ellas. Es la dualidad del carácter felino, que puede pasar fácilmente del amor más profundo hacia sus hijos a la cólera más enorme por defenderlos contra cualquier ataque externo.
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La dinastía XXII, de origen libio, toma a Bastet como divinidad propia y establece la nueva capital de Egipto en Bubastis, como no podía ser de otro modo. Así que a esta dinastía se la conoce como bubástica o bubastita.
Para mantener contenta a la diosa-gata, solía celebrarse en su ciudad una fiesta denominada La Fiesta de la Embriaguez, con tintes orgiásticos, en la que corría el vino en gran cantidad, pretendiendo con ello aplacar la ira de la diosa para que no tomara su aspecto de leona y arremetiera contra los humanos. Como se puede ver, está muy relacionada con la leyenda de Nubia.
En su templo, los sacerdotes mantenían y adoraban a gatos sagrados considerados la reencarnación de la diosa. Cuando estos gatos morían, se les realizaba el rito de la momificación con todos los honores. Las gentes de Egipto emigraban a esta ciudad cuando sus gatos morían, pues era costumbre enterrarlos en un cementerio en la ciudad de la diosa-gata. En 1859 se encontró allí una necrópolis con unos 300.000 gatos momificados. Sus descubridores convirtieron las momias en polvo para abono, que fue vendido a agricultores ingleses a unas 4 libras la tonelada.
Además de en su capital, Bastet fue adorada en otras ciudades egipcias, como Heliópolis, Menfis o Leontópolis, difundiéndose su culto más tarde a Italia. Este culto duró hasta finales del siglo IV d.C.
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