lunes, 28 de julio de 2014

Anatomía felina, curiosidades de nuestros gatos

La naturaleza ha dotado a nuestro pequeño felino doméstico de un equipo que haría palidecer de envidia al mejor de los cazadores. ¡No resulta sorprendente que sea tan flexible!

Orejas: orientables en todas las direcciones de manera independiente gracias a unos treinta músculos, estos detectores sensibles a los utlrasonidos hasta 65.000 Hz (20.000 Hz en el hombre) localizan a distancia las conversaciones secretas de pequeños roedores.



Bigotes: rodeadas por una infinidad de terminaciones nerviosas en su base, estas antenas táctiles orientables, llamadas vibrisas, detectan el menor movimiento o corriente de aire, localizan los obstáculos y facilitan la aproximación de presas. 

Clavículas: aunque se trata de un equipo inútil y molesto en un esprínter, las clavículas se adelgazan y se tornan móviles, lo que libera a los omóplatos de cualquier impedimento, mejora la flexibilidad de los miembros anteriores y la longitud del paso, reduce la anchura del pecho y permite que el gato pueda pasar a través de los agujeros más pequeños.

Columna vertebral: constituida por unas cincuenta vértebras (7 cervicales, 13 dorsales, 7 lumbares, 3 sacras soldadas  y de 20 a 24 caudales), unidas entre sí por articulaciones flexibles y fijadas por potentes músculos, este eje central, articulado y flexible permite saltar en una fracción de segundo sobre una presa y perseguirla hasta los rincones más recónditos.

Cola: larga, delgada y flexible, este balancín de volatinero asegura mayor estabilidad en la carrera y mantiene el equilibrio sobre los promontorios estrechos (muro, rama).



Zarpas: estas cuchillas retráctiles  siempre afiladas en sus estuches de piel, sirven a la vez como armas de combate, como ganchos para escalar los árboles y como cubiertos para descuartizar a su presa. 

Dentición: concebida para matar, cortar y despedazar  la mandíbula del gato, corta y robusta, se acciona de abajo arriba como un par de cizallas gracias a unos potentes músculos masticadores. está provista de unos colmillos afilados como puñales y un os dientes carniceros (el último premolar superior y el primer molar inferior) cortantes como la cuchilla de una sierra. 



Ojos: en posición frontal, estas dos "cámaras gran angulares", provistas de una película ultrasensible y con un abertura de diafragma variable en función de la luminosidad, filman en relieve y en tricromía (azul, verde y amarillo). Al detectar cualquier movimiento, señalan el más mínimo desplazamiento de los actores delante de la cámara.

Lengua: corta, ancha y con papilas filiformes córneas dirigidas hacia atrás, este rallador indestructible recupera hasta la última pizca de carne y sangre en los cuerpos sin vida de las desdichadas víctimas.

Almohadillas plantares: multifuncionales, sirven a la vez como suela de protección, amortiguadores de choques, revestimientos antideslizantes, frenos, aislantes térmicos y captores de vibraciones.



Números: 280 contra 206: es el número de huesos que constituyen, respectivamente, el esqueleto del gato y el del hombre.

Un ojo a babor y otro a estribor: el siamés sufre frecuentemente un estrabismo convergente que dificulta su visión de relieve y reduce su capacidad cinegética. Esta fantasía ocular es consecuencia de una malformación congénita de las vías nerviosas ópticas. Una leyenda cuenta que el estrabismo del siamés se debería al hecho de que antaño estaba destinado a cuidar de un jarrón precioso. Como era extremadamente concienzudo, lo miró tan fijamente que sus ojos acabaron bizqueando...

Este texto es un fragmento del libro Gatos de Larousse Editorial. Si te interesa este contenido, tienes más información sobre esta guía del felino aquí: Larousse.es 

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