domingo, 3 de agosto de 2014

Ataques epilépticos en gatos Diagnostica rápidamente este grave trastorno

La epilepsia es una enfermedad bastante extendida que puede ser localizada, no sólo en humanos, sino también en un gran número de animales. De hecho, es más frecuente de lo que realmente se cree en perros, aunque no tanto en gatos. Puede estar originado por diversos motivos, como haber sido heredado, a las cuales se denominan idiopáticas o bien producidas por un trastorno.

En este último caso, los motivos pueden ser varios, desde una infección hasta una mala caída en la cual se haya golpeado la cabeza. Estos síntomas, son muy parecidos a los diagnosticados en personas, con convulsiones espontáneas o rigidez muscular, lo que dificultaría poder caminar, comunicarse o alimentarse.

Rápido diagnóstico

Afortunadamente, los gatos son menos propensos a sufrir este tipo de enfermedad, aunque no por ello están exentos. Algunas razas puras, tienen un mayor porcentaje de riesgo, en este caso, aparecerán los primeros síntomas desde la infancia, en los primeros años de vida, incluso pudiéndose dar a partir de los seis meses.

Por ello, es importante tener controlado a nuestra mascota y observar con detenimiento sus pautas de comportamiento. Si presentan dificultad para comercaminar o incluso, se desestabilizan y caen de repente, deberemos acudir inmediatamente a un centro veterinario para su diagnóstico y consecuente tratamiento. Asimismo, hay que estar atentos a posibles nerviosismoshiperactividad o hiperventilación, aún estando el gato en un aparente estado de relajación.

Existen medicinas de acción corta, media y larga pero éstas, siempre estarán reguladas por un especialista y para ello se tendrán en cuenta algunos factores como el tipo de animal, el peso y el origen de la epilepsia. Asimismo, se recurrirá a radiografías, análisis de orina y sangre y hasta encefalogramas.


Cuidados

Ante todo, debemos brindar a nuestro animales un ambiente seguro y limpio, ya que un golpe o una infección pueden provocar este importante trastorno. No obstante, también hay que tener en cuenta el riesgo hereditario, para el cual es necesario estudiar y conocer las enfermedades diagnosticadas a sus progenitores con el historial clínico.

Una vez  descubierto que nuestro gato sufre epilepsia, tenemos que extremar las precauciones en casa. Es bien sabido que no es una vida fácil pero tampoco tiene porqué ser el final. La esperanza de vida puede hallarse en torno a los 20 años, en función de la raza y demás factores, por lo que no es aconsejable tirar la toalla, salvo deterioros extremos.

En nuestro entorno, debemos evitar que se acerquen a escaleras o salientes, así como dejar las ventanas abiertas sin nuestra supervisión. Se pueden colocar redes o mallas que protejan estas superficies. Igualmente, podemos retirar los objetos próximos a su territorio, alejando mesas o sillas de los lugares en los que suela pasar más tiempo, como su cama, el sofá o donde esté su comedero y arenero.


Medidas contraproducentes

Existen muchas leyendas acerca de qué hacer en caso de ataque epiléptico. Sin embargo, sin la previa autorización de un veterinario, tendremos que evitar poner en práctica cualquier de estos falsos conocimientos. Por ejemplo, aplicar calor, ya sea con una manta o un radiador, de hecho nunca pondremos objetos cerca en convulsiones con los que se pueda quemar o ahogar.

Jamás debemos darle de beber o suministrar cualquier tipo de medicamento o remedio casero sin ser prescrito por un especialista. Tampoco hay que intentar sujetarle la cabeza o el cuerpo para evitar las sacudidas, de este modo podremos partirle el cuello sin querer con sus bruscos movimientos. Si entra en fase de convulsión y no cesa bajo ninguna circunstancia tendremos que acudir inmediatamente al veterinario para que lo evalúa y suministre el medicamento apropiado.

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